Es una fuente situada a las afueras de la población, en el llamado camino de Jerez. Ha sido mudo testigo de amores, desamores y fervorosas peticiones en la noche mágica de San Juan cuando las mozas y mozos mojaban en sus aguas sus manos y cabeza.
Fue remodelada en 1.852 siendo alcalde Florencio Gallego, dejando constancia en una placa de la pertenencia pública de su agua.